Gómez Palacio, Durango (OEM).- “Mucha felicidad, emoción, es algo que llevo esperando desde hace mucho, han dado muchas pláticas del tema, he esperado tanto desde que fue el Eclipse pasado del 14 de octubre del año pasado; ganas de llorar de la emoción”, narró Diego, un niño que no se guardó nada y reflejó su parte más inocente y sensible minutos después de haber regresado la luz en la parte final del Eclipse Solar Total.
Acompañado por Jesús Santillán, padre de Diego, narró que al ver la corona solar fue un momento indescriptible, lo que provocó que “Dieguito” derramara sus lágrimas quizás al no encontrar las palabras para describir el instante que vivió en medio de la oscuridad y al tiempo que regresó la luz.
Diego Santillán, cursa el sexto grado de primaria en Ciudad Lerdo, visiblemente emocionado narró lo que fue sintiendo al instante en que la oscuridad se adueñó del escenario principal ante los gritos de emoción y algarabía de miles de asistentes en el Museo Acertijo.
El niño, corrió para ser entrevistado con lágrimas en sus ojos y un rictus de emoción continuó describiendo lo que sintió, ante la mirada emocionada también de su papá dijo sentirse orgulloso de demostrar sus sentimientos y al ser custodiado por el astro rey que se dejó arropar por la luna.
Jesús Santillán, padre del menor, narró que todo lo que se vivió previo a este acontecimiento no tuvo comparación cuando al instante minutos después de las 12:00 del mediodía se percibió hasta en la piel de todos los asistentes.
“Vivirlo es una experiencia de vida que va a trascender por muchos años por generaciones, es algo fantástico, fue algo que no se puede describir, a eso vino mucho a disfrutar, a emocionarse”, añadió.