CANATLÁN, Dgo. (OEM).- “Sale para comer, ya no pido más”, así resume el bolero Rubén Sandoval la situación que vive en el oficio de aseador de calzado, al cual ha dedicado 30 años de su vida.
Entrevistado en su puesto que se ubica junto al kiosco del Jardín Juárez de Canatlán, menciona que a partir de la pandemia, disminuyó de manera considerable la demanda del servicio.
Recuerda que fue hace aproximadamente 30 años cuando comenzó a trabajar en la bolería que tenía Rosendo “Chendo” Retana en la esquina noreste de la plaza, ahí aprendió los secretos de un oficio que año con año parece hacerse menos.
Sin quejarse ni lamentarse por la situación, menciona que al final le ha ido regular, con tiempos malos y también buenos.
Dijo que la temporada mejor del año son los meses de noviembre y diciembre, cuando son las cosechas de granos, la llegada de paisanos y el pago de aguinaldos.
Reconoce que conforme pasan los años son menos las personas que se dedicar al aseo de calzado ya no se observa en el municipio a los tradicionales boleros, con su cajón colgado al hombro recorriendo las calles.
Ahora son tres los puestos fijos que prestan el servicio, todos en el jardín Juárez o plaza de Canatlán, distribuidos en las partes norte y centro, respectivamente, ninguno en la explanada, junto al edificio de la Presidencia Municipal.