CANATLÁN, Dgo. (OEM).- Tuvieron que pasar 25 años para que Marcelo Alanís Cabrera regresara a la estación del ferrocarril de Canatlán, mejor dicho, a lo que fue la estación, inmueble hoy convertido en la Casa de la Cultura Municipal Lilia Santaella.
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Reunido con él la tarde del sábado en ese bello edificio de cantera y piedra, construido el año de 1919, quien fue el último Jefe de Estación de Ferrocarriles Nacionales de México en ciudad Canatlán recuerda con añoranza el par de períodos que tuvo al frente de esta responsabilidad.
Nacido en León, Guanajuato, el año de 1967, ingresó a Ferrocarriles Nacionales de México el mes de febrero del año 1987, laborando como telegrafista, en la ciudad que lo vio nacer.
A los 15 días fue cambiado a Veracruz, donde estuvo aproximadamente tres meses, regresando a su natal Aguascalientes, capacitándose aproximadamente durante un año para Jefe de Estación, egresando el día ocho de agosto de 1988, llegando por primera a Canatlán al mes siguiente, en temporada de la Feria de la Manzana, para hacerse cargo de la estación.
En charla dentro del programa OpiniónEs, que se transmite cada miércoles por el espacio digital FB del Sol de Durango, recordó que llegó a tierras veracruzanas a cubrir un interinato de vacaciones, volviendo de nuevo a León, Guanajuato; como a los 22 días le avisaron que la persona que cubrió en Canatlán había fallecido, regresando de nuevo a esta tierra manzanera.
Luego de permanecer un tiempo en tierra manzanera, se regresó de nuevo a León, Guanajuato al año siguiente; en el Estado guanajuatense cubrió tres o cuatro estaciones y enseguida lo enviaron a Yerbanís, Durango, de ahí a Otinapa, Allende, Francisco I Madero, Guatimapé, Santiago Papasquiaro, Nuevo Ideal y de la capital del queso volvió a Canatlán.
El destino quiso que iniciara como Jefe de Estación en esta tierra manzanera y también que terminara, luego de recorrer geografía durangueña, recuerda que recibía el mismo salario en un lugar que en otro.
Recordó en la charla que en el tema del arreglo de las vías férreas, había los empleos de Peón de Vía, Guardavía, Mayordomo y finalmente el Jefe de Vía, en orden jerárquico ascendente.
Las viviendas para los peones de vía y la mejor, la más grande era para el mayordomo.
La responsabilidad del Jefe de Vía era el cuidado de todo el trazo de vía, por ejemplo Durango - Tepehuanes o Durango – El Salto; les tocaba supervisar esos tramos.
El mayordomo tenía un tramo de vía bajo su responsabilidad. En Armones y motores se trasladaba el personal de vía
El Jefe de Estación tenía otras responsabilidades en cuanto el manejo administrativo o relacionado con el ferrocarril y estos estaban en el departamento de Vía y el jefe de estación enfocado a los trenes.
Recuerda Marcelo que un día pasaba el ferrocarril rumbo a Tepehuanes y al día siguiente regresaba a Durango; al final ya no eran mixtos, solo uno carro de pasaje y se encargaba de hacer todo el movimiento porque no había suficiente flete para los dos, como cuando había carros cargados de madera, de frijol.
Fue bajando el volumen de carga, quizá un poco por malos manejos y tenía que ver la competencia de los camiones, los tráiler y todo eso
El señor Bucho (Tiburcio) estaba como apoyo, en su momento se jubiló y le dieron oportunidad de seguir desempeñando su trabajo como auxiliar, pero sin ser empleado de la empresa.
EL EDIFICIO DE LA ESTACION
La casona estaba fría y estaba sola; al principio daba un poquito de miedo, inclusive decían que donde guardaban el armón se aparecía una viejita, pero nunca la miré.
Había la sala de espera y la taquilla; la oficina y la bodega, era el almacén donde se recibía la carga, lo que apoyaba don Bucho, quien se encargaba de documentar y recibir el flete que había.
La temporada de mayor salida de carga eran las temporadas de cosecha de manzana y frijol, así como la llegada de insumos como fertilizante, las cajas para los comerciantes en calzado y ropa, dulcería, abarrote y nunca fallaban las películas, los carretes de películas para el Cine Malibú.
La cultura del beisbol. El motivo era que cuando venían las cuadrillas, que eran numerosas, se formaban equipos y en cada lugar que iba la cuadrilla fomentaba el beisbol, incluyendo a los reparadores de vía en las respectivas secciones, como Canatlán, Nuevo Ideal y eso motivaba al pueblo.
La sección eran los trabajadores de planta, de base, que vivían en las casitas y la cuadrilla era la gente que vivía en los carros, que de manera temporal se quedaban en cada estación.
Recuerda que en Canatlán al final solo quedaba como personal de sección Lencho, Lalo y Beto, de apellido Valdez; no habitaban las viviendas de trabajadores porque vivían en Canatlán.
La política privatizadora del gobierno federal de Ernesto Zedillo Ponce de León dejó a miles de empleados sin trabajo y al país le arrebato un proyecto que inició de manera intensa otro Presidente de la República, José de la Cruz Porfirio Díaz Mori (Oaxaca de Juárez, 15 de septiembre de 1830-París, 2 de julio de 1915).
El año de 1998 recibimos la noticia de que hasta ahí llegábamos, nos dieron la liquidación correspondiente y aquí sigo en Canatlán, a donde llegó soltero, en donde se casó y donde ha creado una bonita familia, la Alanís Chávez.