Son muchos los testigos que dan fe de la aparición de la dama de blanco en la localidad de La Sauceda, Canatlán, Durango, pero pocas historias te erizan la piel como la que estás a punto de leer.
La luna llena iluminaba la carretera esa noche de finales de octubre, cuando Raúl Mancinas salía de Canatlán con rumbo a Durango, luego de haber trabajado durante el día de extensionista en la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural en la ciudad de las manzanas.
Al llegar a la entrada del poblado La Sauceda vio a una mujer que le pedía “aventón”, algo inusual pero tampoco fuera de lo común, por ser fin de semana, cuando hay fiestas por doquier y esa dama podría estar regresando de una de ellas, dicho por vestir vestido largo y reluciente blanco.