CANATLÁN, Dgo. (OEM).- Durante poco menos de cien años, el paso del ferrocarril por Canatlán representó el progreso y respaldo a la economía local en todos sus áreas, el transporte popular hasta mediados de la década de los años 90, cuando por decisión de Ferrocarriles Nacionales de México dejó de operar por el trazo Durango-Tepehuanes.
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Con el desuso, la infraestructura que correspondía a El Sol de Durango comenzó a deteriorarse, empezando por su bello edificio estilo de principios del siglo XX, construido con bella cantera.
Con el trazado de línea que cruzaba el municipio, llegó el ferrocarril a Canatlán en el año de 1900, atravesando el llano de Cacaria y pasando por las estaciones de Carpinteros, Santa lucía, Nicolás Bravo, Canatlán, Pinos, Guatimapé, Las Olas, Alisos, Guatimapé y Patos. (Diccionario Geográfico, Histórico y Biográfico del Estado de Durango de Pastor Rouaix).
Con su trazo de líneas, las vías también representaron la opción de formar puentes en arroyos y ríos que en tiempo de lluvias crecían y provocaban alternativas de paso para la gente, tal como sucedió sobre el río La Sauceda, que pasa de poniente al sur de la cabecera municipal Canatlán y localidades como El Presidio, ubicado a unos metros de ambos.
El río La Sauceda tiene sus orígenes en el Cerro del Consuelo, de la Sierra de Cacaria, con su curso dirigido de sur a norte, volteando después al oriente para bajar al llano de Cacaria, en donde pasa por la hoy ciudad de Canatlán e inmediaciones del actual pueblo La Sauceda, tomando curso hacia el sur, pasando por las localidades San José de Gracia, Santa Lucía, siendo afluente de las presas San Bartolo y Peña del Águila.
En los años de 2007-2008, ante el robo de durmientes y rieles, el gobierno municipal, presidido por Rafael Díaz Irigoyen, acordó con la empresa Macco ceder los rieles, a cambio de la construcción de la llamada Vía Verde, que supuestamente atravesaría el municipio, de sur a norte y se transformaría en una alternativa para ciclistas y personas que acostumbran a caminar, haciendo el compromiso de fortalecer los puentes que a su paso había, una situación que nunca fue cumplida y sí en cambio hicieron un paso por ciudad Canatlán, plantando especies arbóreas comunes de la región, como pirul y eucalipto, dejando de lado lo marcado en sus llamativos y quiméricos panfletos publicitarios.
Durante el trienio 2007-2010, el ayuntamiento buscó mantener el puente sobre el río La Sauceda, colocando durmientes y haciendo funcional esta vía de comunicación de productores, estudiantes y vecinos de localidades como Las Macheras, ejido Canatlán y poblados San José de Gracia, Martín López y Nogales.
Sin embargo, a partir del trienio 2016 -2016 y los siguientes, hasta el actual 2023, los gobernantes no se han interesado en rehabilitar, cuidar, preservar o por lo menos prevenir a la ciudadanía de que serán infraccionados si se les sorprende robando durmientes y la madera que formaban la estructura y sostén del mismo, provocando que una estructura perteneciente a lo llamado espacio histórico quedara en la nada, como algunos otros inmuebles más que existen en Canatlán.
El puente como tal ya no existe; el desinterés de las autoridades y Ayuntamiento, partidos políticos e instituciones de servicio se hizo patente hacia esta infraestructura histórica e importante para personas que tienen que transitar por ahí, lo mismo en tiempo de secas que de lluvias y del ferrocarril y sus derivados solo se recuerdan cada siete de noviembre, El Día del Ferrocarrilero, cuando se organiza parada cívica y en muchos casos, se honra la memoria del político ferrocarrilero Felipe Pescador, cuando en realidad la celebración es en honor de Jesús García Corona, conocido como “ El Héroe de Nacozari”.