CANATLÁN, Dgo. - (OEM). - Entrar al templo parroquial de Canatlán y encontrarlo siempre muy limpio, observar como los filtros sanitarios están siempre preparados en la puerta del inmueble, así como el ordenamiento de los feligreses en el interior por el tema de la pandemia de Covid-19, tienen un responsable, un encargado y es el sacristán Pedro Díaz Corral.
Pedro es nativo de la pequeña comunidad Rancho Colorado, ubicado unos cuantos kilómetros al poniente de la cabecera municipal, donde cursó su educación primaria.
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En el año 2012 un amigo le dijo sobre un aviso parroquial, en el cual estaban buscando los servicios de un sacristán, al cual respondió de inmediato, presentándose con el párroco José Martín Favela Rodríguez y de entonces a la fecha desempeña con alegría y ahínco esa responsabilidad.
Entre las funciones que realiza como sacristán están en hacer limpieza del templo, coordinar a los monaguillos en las diversas funciones a realizar, acomodar el altar, prepara todo para las celebraciones, darle mantenimiento al edificio y lo que se ofrezca en la iglesia.
Responde que además de su salario cuenta con las prestaciones de ley, como el Seguro Social, destacando que lo que más le gusta de su labor es el estar en la casa de Dios, sentir una tranquilidad grande.
Puntualiza su agradecimiento a quienes hicieron posible que el estuviera ahí.