El delegado de Instituto Indigenista en Durango, Francisco Gurrola Rochín indicó que más que cambiar de nombre, lo que requiere este organismo es que realmente se le invierta y que no se imponga una camisa de fuerza a los indígenas, ni en usos y costumbres, ni en su forma de ser o alimentarse.
Lo anterior lo señaló al manifestar que en este momento él continúa en la espera de hacer una entrega-recepción al nuevo encargado de la dependencia, y sin embargo, adelantó que el nombre del instituto será cambiado por Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI).
“Más que modificar el nombre, yo apuesto a que la Federación le invierta recurso y que tomen muy en cuenta la opinión de los pueblos indígenas, que no se les imponga una camisa de fuerza en usos y costumbres, ni en su forma de ser o alimentarse y tampoco la educación”, opinó Gurrola Rochín.
Recordó que desde el año 2016 cuando él entró a la delegación, se ha observado que los mayores problemas que tienen los indígenas son por temas de salud, de la educación, vivienda y caminos; “esos son los problemas más críticos y ya lo de proyectos productivos es importante para que se genere la alimentación en la misma zona donde ellos viven”.
Pero si no hay salud y todos esos compromisos básicos urgentes, se genera un problema muy crítico y luego de ahí viene la inseguridad y la falta de recursos en municipios que no tienen la infraestructura para atenderlos y esto causa a su vez cinturones de miseria.
No negó que se le está invirtiendo al sector indígena desde los tres niveles de gobierno y se le invierte mucho dinero, pero la dádiva no es el mecanismo que se requiere.