Tras anotar que la responsabilidad del administrador público es decir las cosas como son y tratar de buscar la mejor estrategia ante un problema sea cual sea, y proferir claramente que una vaca vendida siempre será mejor que una vaca muerta, el secretario de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural del Estado, Ricardo Navarrete Gómez, mencionó la necesidad de reducir el hato ganadero de la entidad hasta en un 40% ante las condiciones de sequía que privan en la entidad y las proyecciones inciertas del campo para el próximo año.
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En la charla con El Sol de Durango, el funcionario aclaró que al dibujar un panorama de las condiciones actuales del campo de frente a la ausencia de lluvias, no afirma que sea un panorama catastrófico, “pero sí hay que tomar decisiones frías que a veces son complejas, de manera que en 2024 las expectativas de arranque en la industria primaria sean positivas”.
Al dar respuesta al cuestionamiento sobre la realidad actual de la ganadería de Durango, Navarrete Gómez anticipó que difícilmente los administradores públicos o los políticos dan noticias complejas; “pero la responsabilidad del administrador público es decir las cosas como están y tratar de buscar la mejor estrategia ante un problema sea cual sea”.
En tal sentido, precisó, el tema de la ganadería en este momento, luego de que no se presentaron las lluvias, plantea que no habrá forraje suficiente para mantener las cabezas de ganado que tiene hoy Durango, por lo cual es necesario llevar a cabo una despoblación ganadera forzosa, considerando que mantener los animales en corral, es más costoso que el valor de los mismos.
Explicó que una vaca se come en un corral en siete meses su propio valor; “entonces, si se mantiene hoy el hato durante siete meses, por su alimentación tendrá que pagarse al menos una vez el costo de la vaca, en una situación que no sabemos hasta cuándo va a durar”.
Dijo que es necesario en el sector ganadero, considerar que hoy en día están excedidos los agostaderos en cuanto al volumen de vacas que tienen en todos los ejidos y comunidades; “son contados los que tienen las cargas correctas”.
Bajo esa perspectiva se tiene que decidir cuánto ganado tengo que recortar, lo cual significa vender lo que es improductivo. Sacar las vacas que no paren.
Agregó que 2023 es un año en el cual cada uno de los ganaderos deben determinar cuántas vacas puedo sostener en realidad, quedarse exclusivamente con lo productivo, quitar el sentimentalismo que le damos, que porque esa vaca me la dejó mi papá, me la regaló mi hermano o fue la primera vaca que compré con el dinero que me mandaron de Estados Unidos.
Además, es necesario palpar las vacas antes de venderlas, porque se está vendiendo mucho ganado que va preñado y son éstos animales los que nos tenemos que quedar, porque un becerro cuesta más que la vaca.
Esa es la realidad que hoy tiene Durango y el Gobernador del Estado Esteban Villegas tiene la sensibilidad suficiente para apoyar a los ganaderos; “pero también tenemos que ser muy claros con los sectores”.
El secretario de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, expuso que con más de un millón de vacas que hay en Durango es imposible con cualquier monto, con cualquier presupuesto y para cualquier gobierno sostenerlos, porque a final de cuentas no deja de ser un negocio privado; “es necesario insistir en una despoblación adecuada”.
Asimismo, precisó que “sí vamos a ayudar en el tema del agua, con suplementos en el momento más complejo para poder lograr que las vacas puedan salir a la venta, sin embargo, también tenemos que decir que el presupuesto que se disponga para esto no va a ser suficiente jamás y que los ciudadanos tendremos que tomar nuestra responsabilidad de hacer lo que nos toque”.
Porque por más sensibilidad que se tenga, no se podría atender el problema al nivel de que sostengamos el ganado porque tenemos la incertidumbre de qué es lo que va a pasar en 2024, nadie podemos adivinar el futuro y las decisiones se toman a partir de lo que está ocurriendo hoy, asentó.
Reiteró que es más que claro que una vaca vendida siempre será mejor que una vaca muerta, porque si no se tiene la capacidad de sostenerla, tarde o temprano va a morir y es mejor tener el dinero en la bolsa para recomprar que no tener nada.
Reveló también que otro aspecto que debe tomarse en consideración, es que en Durango se han venido sobrecargando los agostaderos año con año y actualmente se encuentran de tres a cinco veces arriba de lo que deberían de tener; “si en un ejido su carga idónea es de cien vacas, los que menos tienen son 300 o hasta 500”.
Estamos abusando del ecosistema; “entendemos que es el modo de vida de las familias, pero también esto hace que las vacas no estén en las condiciones suficientes para ser productivas y se dan índices muy bajos”.