/ domingo 8 de noviembre de 2020

No podemos cruzarnos de brazos ni paralizarnos por nada ni por nadie: Faustino Armendáriz

La conmemoración de los 400 años de la diócesis de Durango, que concluyó el pasado 11 de octubre, abarcó varios meses de contingencia sanitaria

La Iglesia Católica ha sufrido persecuciones y calamidades, como la de 1920, año en el que hubo también una pandemia con muchos fallecidos, señaló en entrevista para El Sol de Durango, el arzobispo Faustino Armendáriz Jiménez, quien al referir la conmemoración de los 400 años de la Diócesis de Durango, proyecta que con un nuevo dinamismo evangelizador y misionero, insertos en esta nueva normalidad provocada por la Covid-19, “vamos ahora por los siguientes 400 años; no podemos cruzarnos de brazos ni paralizarnos por nada ni por nadie, tenemos que seguir luchando y en esta marcha no estamos solos, en esta marcha vamos todos juntos y la única manera de salir adelante es solidarizarnos unos con otros”.

Monseñor Armendáriz habla de entrada del jubileo del cuarto centenario del arzobispado en la entidad:

La conmemoración de los 400 años de la diócesis de Durango, que concluyó el pasado día 11 de octubre, abarcó varios meses de contingencia sanitaria.

Sin duda, permanecer en confinamiento permitió llevar a cabo la conmemoración correspondiente desde casa, celebrarlo y darle gracias a Dios de esta manera, desde casa.

La celebración –reconoce- tuvo sus limitaciones como lo sigue teniendo la realidad actual, porque hemos entrado en una realidad que todos desconocíamos, una realidad donde la sana distancia y en general las medidas preventivas se volvieron limitantes, lo que a la vez nos ha llevado a sacar lo positivo de esto que seguramente a muchos nos ha lastimado en la salud, en lo económico o en lo sicológico.

Sin embargo, tenemos que seguir luchando y en esta marcha no estamos solos, en esta marcha vamos todos juntos y la única manera de salir adelante es solidarizarnos unos con otros.

A pregunta expresa, establece preciso que la Iglesia de Durango está totalmente de acuerdo con la aplicación de todas aquellas medidas de prevención dictadas por la autoridad competente; “sabemos como Iglesia Católica que tenemos que colaborar. Es doloroso para nosotros, pero venimos trabajando y aprendiendo a reunirnos de manera virtual para entablar el diálogo con el pueblo. Me parece que así vamos a seguir durante bastante tiempo hasta que no haya una vacuna”.

Interrogado sobre la proyección de una nueva época que concluye y otra que inicia para la Iglesia Católica de Durango, a partir de la celebración de los 400 años de la Diócesis, el prelado subraya que una primera acción por este aniversario, fue dar gracias a Dios, “hemos mirado con gratitud el pasado”.

A la vez, esta conmemoración de los 400 años “empezó un mes ante de que un servidor llegara a la Diócesis, un 21 de noviembre; nos tocó impulsar aquello que ya estaba implementado, con una serie de celebraciones, pero sobre todo, añadimos otras, entre las que destaca el resaltar la veneración por los santos mártires y a la Santísima Virgen María, que ha acompañado a la Iglesia de Durango a lo largo de 400 años; “los mártires de Durango que en 2026 celebraremos también de manera importante y significativa el centenario de su asesinato, en lo que significa también una nueva etapa, un mirar con responsabilidad el presente y con gran esperanza el futuro”.

Tuvimos la fortuna –subraya- de llegar en esta celebración y ahora vamos por el 401 y los siguientes 400, de tal manera que nosotros generemos un nuevo dinamismo evangelizador y misionero y eso es lo que estamos haciendo, en ello estamos trabajando; “nuestro pueblo poco a poco se va dando cuenta, con todas las limitaciones que tenemos, donde se avanza de manera virtual, pero en el caminar de la Iglesia no lo hacemos solos, es el Espíritu Santo el que nos va inspirando, el que nos va iluminando y es el que nos va diciendo por dónde; es la razón por la cual no podemos cruzarnos de brazos ni paralizarnos por nada ni por nadie”.

La Iglesia ha sufrido persecuciones ha sufrido calamidades; el 1920 surgió también una pandemia con muchos fallecidos y entre ellos, es significativo resaltar dos de los pastorcitos a los cuales se les apareció la Virgen de Fátima, que perdieron la vida entonces y la Iglesia continuó, como continuaremos ahora con la ayuda de Dios, afirma finalmente monseñor Faustino Armendáriz.

La Iglesia Católica ha sufrido persecuciones y calamidades, como la de 1920, año en el que hubo también una pandemia con muchos fallecidos, señaló en entrevista para El Sol de Durango, el arzobispo Faustino Armendáriz Jiménez, quien al referir la conmemoración de los 400 años de la Diócesis de Durango, proyecta que con un nuevo dinamismo evangelizador y misionero, insertos en esta nueva normalidad provocada por la Covid-19, “vamos ahora por los siguientes 400 años; no podemos cruzarnos de brazos ni paralizarnos por nada ni por nadie, tenemos que seguir luchando y en esta marcha no estamos solos, en esta marcha vamos todos juntos y la única manera de salir adelante es solidarizarnos unos con otros”.

Monseñor Armendáriz habla de entrada del jubileo del cuarto centenario del arzobispado en la entidad:

La conmemoración de los 400 años de la diócesis de Durango, que concluyó el pasado día 11 de octubre, abarcó varios meses de contingencia sanitaria.

Sin duda, permanecer en confinamiento permitió llevar a cabo la conmemoración correspondiente desde casa, celebrarlo y darle gracias a Dios de esta manera, desde casa.

La celebración –reconoce- tuvo sus limitaciones como lo sigue teniendo la realidad actual, porque hemos entrado en una realidad que todos desconocíamos, una realidad donde la sana distancia y en general las medidas preventivas se volvieron limitantes, lo que a la vez nos ha llevado a sacar lo positivo de esto que seguramente a muchos nos ha lastimado en la salud, en lo económico o en lo sicológico.

Sin embargo, tenemos que seguir luchando y en esta marcha no estamos solos, en esta marcha vamos todos juntos y la única manera de salir adelante es solidarizarnos unos con otros.

A pregunta expresa, establece preciso que la Iglesia de Durango está totalmente de acuerdo con la aplicación de todas aquellas medidas de prevención dictadas por la autoridad competente; “sabemos como Iglesia Católica que tenemos que colaborar. Es doloroso para nosotros, pero venimos trabajando y aprendiendo a reunirnos de manera virtual para entablar el diálogo con el pueblo. Me parece que así vamos a seguir durante bastante tiempo hasta que no haya una vacuna”.

Interrogado sobre la proyección de una nueva época que concluye y otra que inicia para la Iglesia Católica de Durango, a partir de la celebración de los 400 años de la Diócesis, el prelado subraya que una primera acción por este aniversario, fue dar gracias a Dios, “hemos mirado con gratitud el pasado”.

A la vez, esta conmemoración de los 400 años “empezó un mes ante de que un servidor llegara a la Diócesis, un 21 de noviembre; nos tocó impulsar aquello que ya estaba implementado, con una serie de celebraciones, pero sobre todo, añadimos otras, entre las que destaca el resaltar la veneración por los santos mártires y a la Santísima Virgen María, que ha acompañado a la Iglesia de Durango a lo largo de 400 años; “los mártires de Durango que en 2026 celebraremos también de manera importante y significativa el centenario de su asesinato, en lo que significa también una nueva etapa, un mirar con responsabilidad el presente y con gran esperanza el futuro”.

Tuvimos la fortuna –subraya- de llegar en esta celebración y ahora vamos por el 401 y los siguientes 400, de tal manera que nosotros generemos un nuevo dinamismo evangelizador y misionero y eso es lo que estamos haciendo, en ello estamos trabajando; “nuestro pueblo poco a poco se va dando cuenta, con todas las limitaciones que tenemos, donde se avanza de manera virtual, pero en el caminar de la Iglesia no lo hacemos solos, es el Espíritu Santo el que nos va inspirando, el que nos va iluminando y es el que nos va diciendo por dónde; es la razón por la cual no podemos cruzarnos de brazos ni paralizarnos por nada ni por nadie”.

La Iglesia ha sufrido persecuciones ha sufrido calamidades; el 1920 surgió también una pandemia con muchos fallecidos y entre ellos, es significativo resaltar dos de los pastorcitos a los cuales se les apareció la Virgen de Fátima, que perdieron la vida entonces y la Iglesia continuó, como continuaremos ahora con la ayuda de Dios, afirma finalmente monseñor Faustino Armendáriz.

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