“Quien pretende orientar e inducir a un menor hacia una preferencia sexual en particular, solo porque ha manifestado el gusto por un elemento que la sociedad ha vinculado a un sexo o a otro, no solo es una injerencia, sino también una acción ilegitima que debe ser castigada con todo el peso del Estado”, afirmó la diputada Rosa María Triana Martínez.
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Por ello, consideró fundamental ajustar la Ley de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes, a fin de que se establezca la consideración de que toda vulneración al desarrollo sexual de las niñas, niños y adolescentes que tiene como consecuencia la correspondiente sanción punitiva.
“Una orientación sexual sesgada, mal informada, sin bases médicas y científicas válidas, no solo genera desinformación, sino que, además, afecta la esfera de derechos y libertades de la niñez”, por lo que debemos establecer mecanismos que fortalezcan el sistema de protección legal a las niñas, niños y adolescentes a fin de que las recientes reformas no los coloque en situación de franca vulnerabilidad y se genere en ellos una irreversible afectación, resaltó.
Para ilustrar un poco sobre el tema a tratar, puso como ejemplo el caso de James Younger, del Estado de Texas, quien a los dos años de edad su madre comenzó a tratarlo como a una niña; a los cinco trató de inscribirlo a una clínica de género en la ciudad de Dallas bajo el argumento de que el pequeño había pedido un juguete de niña y le gustaba mucho cantar las canciones de los personajes principales de ´Frozen´, personificada por dos mujeres.
Ante ello, el padre acudió con diversos especialistas quienes coincidieron que este comportamiento era condicionado e impuesto por su mujer, incluso existen videos en posesión de los terapeutas en los que James manifiesta constantemente con contundencia “no soy una niña”, acto seguido, no obstante, aclara que es su madre quien le dijo que era una niña y le puso vestidos.”
Lamentablemente, a pesar de lo manifestado, la madre de James lo trasladó a California en donde se aprobó una reforma legal que posibilita la castración y la conversión transexual y transgénero de menores con la autorización de uno de sus padres.
En este sentido, subrayó que psicólogos, terapeutas infantiles, pedagogos y especialistas en conducta infantil coinciden en que los menores de edad tienen un alto grado de vulnerabilidad por ser sumamente influenciables a la opinión de terceros, sobre todo de sus padres o tutores, así como de su entorno.