Exactamente el 22 de agosto del 2003, la señora Olivia Contreras Saldaña se vio en la necesidad de irse a Estados Unidos en busca de darles una mejor vida a sus hijos. Fue allá, en Texas, un año después, que un día se encontró en la calle un cuadro grande la Virgen de Guadalupe, mismo que sin dudar levantó; y así comenzó la tradición.
“En el año 2004, en Estados Unidos, alguien la sacó a la calle para tirarla a la basura, yo me di cuenta, la recogí y desde ese día empecé a tener mucha más devoción. Yo ya le tenía devoción, pero desde ese día más”.
Considera que ese cuadro de La Guadalupana se cruzó en su camino por algo, de tal manera que con gusto la llevó a su casa y decidió desde entonces hacerle rosario cada año, con danza y decenas de invitados que actualmente se dan cita en su casa.
“Ese día se me hizo muy tierno que esa virgencita estaba ahí, la tengo desde entonces conmigo, y desde hace 19 años, cada día la venero, con mi familia. Le hacemos su rosario, damos algo de reliquia, tamalitos, atole, panecitos y traemos una danza a la casa”.
Contreras Saldaña agradece que se le permitió cumplirle un año más este 2023, y pide que para el 2024 se pueda seguir con esta tradición que para entonces llegaría a sus dos décadas.
“Es una devoción que tenemos de hace 19 años, esta vez ya nos dio licencia de cumplir, Dios quiera y nos dé licencia de volver a venerarla aquí en esta casa de la familia Rodríguez Contreras”.
Por otro lado, contó que en el año 2006, cuando ya se venía de Estados Unidos, una sobrina que vive allá le pidió que le dejara la Virgen de Guadalupe, pero sus intenciones no eran dejarla, sino por el contrario regresar a Durango con ella, pese a la dificultad que representaba un viaje largo.
“Una sobrina me la pidió, me dijo ‘tía déjeme su virgen’, y le dije ‘no, pues es que ella quiso estar conmigo, y a donde yo vaya me la voy a llevar’, así fue mi historia con la virgencita”.