Pareciera que el incremento de un peso al refresco no representa mucho para un consumidor, sin embargo para Juan, que adquiere una caja con 24 botellas para su establecimiento de comida, le significa un aumento de 24 pesos por caja, y por cada una él está pagando actualmente entre 400 y 500 pesos dependiendo del tipo de refresco.
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Juan cuenta que en tan solo dos años, el precio de los refrescos han tenido un aumento considerable y de pagar 300 pesos por caja, ahora se ve en la obligación de adquirirla hasta en 500 pesos, ello implica que el precio al consumidor va desde los 16 pesos, la más pequeña; hasta 22 pesos, la más grande.
Pese a ello platica que la gente la sigue consumiendo, pues un burrito o una gordita se disfrutan más con un refresco bien frío, aunque esto signifique un aumento en la cuenta final del comensal, que de pagar un promedio de 80 pesos, ahora deberá asumir un costo de 100 pesos en cada desayuno.
Y es que de acuerdo con Mary, esposa de Juan, ambos dueños del pequeño puesto de comida que se ubica frente a la Facultad de Medicina y Nutrición de la UJED; alimentos como la cebolla, el tomate, el chile, la papa, la carne, que son indispensables para la preparación de sus platillos, han aumentado su valor, “la cebolla de 15 pesos, ahora la estamos comprando en 35 pesos el kilo”, poco más del doble de su valor hace apenas unos cuantos meses atrás.
Sacrificar precio o calidad
Ante esto, Benjamín, quien se dedica a la producción de cebolla en el municipio de San Juan del Río, afirma que la gente debe entender que este producto se ha encarecido debido a las condiciones en las que actualmente se siembra y cosecha, pues desafortunadamente el año pasado no llovió en Durango y ello implica una disminución en el producto.
La cebolla que actualmente mantiene en una bodega del mercado de abastos El Refugio, la vende a 25 y 35 pesos el kilogramo, esto según la calidad del producto, “a los taqueros no les importa la cebolla bonita, la van a picar, así que no les importa la presentación”, dijo.
Explicó que el producto que actualmente se vende es de Durango, sin embargo cuando no hay producción deben traerlo desde estados como Chihuahua, Sinaloa, o Morelos, “las de más lejos vienen de Baja California, y aquí hay que aumentarle el costo del flete, la carga, etc.”.
En este sentido Mario, quien junto a su familia cuenta con un local dedicado a la venta de frutas y legumbres en el mismo mercado, advierte que los fletes subieron entre 10 mil y 12 mil pesos, de ahí los aumentos a todos los productos, muchos de ellos se trasladan desde el sur de México.
“Traer una carga de sandías por ejemplo a mí me sale en 76 mil pesos. Los costos más bajos son de cargas traídas desde Sinaloa donde el gasto es de entre 17 y 20 pesos más o menos, por ejemplo una arpilla de repollo me cuesta 10 mil pesos”, comentó el comerciante, quien asegura que la gente cuestiona los precios de los alimentos, pero esto se debe al camino que estos deben recorrer hasta llegar a su mesa.
2023 el año más crítico en la producción de aguacate
Según Mary, otro de los alimentos que ha tenido más variaciones en el precio ha sido el aguacate, y César, quien trabaja en una de las bodegas de la central de abastos Francisco Villa, lo confirmó, pues durante el 2023, este producto aumento entre 30 y 40 pesos el kilo, aunque en tiendas lo llegaron a vender incluso hasta 70 pesos.
César explicó que este aguacate se trae desde Michoacán y su precio depende de la calidad y tamaño, por ejemplo cada reja de 10 kilogramos del más pequeño se llega a ofrecer en 150 pesos; sin embargo este va en aumento según sus características y una reja con aguacate de mediana calidad se oferta en 300 pesos, mientras que aquellas de piezas más grandes y apetitosas tienen un costo de 400 pesos por caja.
Explicó que sus principales clientes son aquellas personas que venden comida, sobre todo los que preparan alimentos del mar, aunque también tienen un sector importante de compradores de tienditas de colonia en donde se busca una mejor calidad para que a la gente le resulte atractivo consumir el producto.
Sin importar las travesías por las que pasan los productos, Mary y Juan, como para el resto de quienes se dedican a la preparación de alimentos, adquirir la materia prima cada vez es más costoso, y esto se verá reflejado en los precios de este año, mismos que el consumidor final deberá ajustarse con ese 20 por ciento de incremento al salario mínimo.