Los productores de leche se rebelan contra la renegociación del Tratado de Libre Comercio (TLC): este instrumento representó durante más de 23 años un duro golpe a los pequeños y medianos productores que enfrentaron la acometida de importaciones que inundaron el mercado con leche de baja calidad, de saldos que no colocan en sus países de origen y que sin ser producto fresco le separan crema y otros nutrientes con agregado de proteínas artificiales, advirtió el presidente del Frente de Productores y Consumidores de Leche, Alvaro González Muñoz.
Un estado de ánimo de inquietud, muestran los pequeños y medianos productores de leche, por desconocer el marco general y particular de los términos en que se negociaron los Tratados de Libre Comercio con América del Norte, el llamado T-MEC, y el de Asia-Pacífico, afirmó González Muñoz tras señalar que este último tratado involucra a diez países, incluido México, aunque “nos preocupa sobremanera la relación comercial con Nueva Zelanda y Australia, que producen leche a costos relativamente menores, por efecto de que la alimentación básica del ganado vacuno, la realizan a través de pastos, en el marco de un clima templado frío apropiado para ese propósito.
La experiencia con el TLCAN “que soportamos estoicos los pequeños y medianos productores de leche por más de 23 años, significó la ruina de pequeñas unidades productivas y la pérdida de empleos directos e indirectos en la actividad productiva de leche y de la industria derivada de este segmento de productores.
De acuerdo con información del INEGI, de 1994 a 2007, desaparecieron más de 500 mil pequeños productores de leche, por efecto del TLCAN. “Para bien de la economía mexicana, el producto leche y sus derivados, debieron haber sido excluidos de ese acuerdo comercial”, destacó.
En la actualidad, los productores de esta rama alimentaria, estamos a favor de que la leche no debe formar parte de los tratados comerciales. “No nos tropecemos con la misma piedra”, expresó de manera coloquial.
Frente a ello, enfatizó el líder González Muñoz, hay que añadir una política gubernamental de subsidios que reciben los productores lecheros de esas naciones que, “en México, no tenemos”.
Hasta ahora no hemos sabido de las condiciones precisas en cuanto a volúmenes y precios de comercialización, sin que en ello se haya considerado una previsible competencia ruinosa para los productores mexicanos.
Además, deberían ser conscientes de que nos venden saldos de leche que, en virtud de que no la pueden colocar fresca en los mercados locales, le separan la crema y otros nutrientes y le agregan proteínas artificiales, mientras que esto les abre oportunidades de comprar otros productos. De esta forma, apuntó, el producto leche y sus derivados se convierten en “moneda de cambio”.