Más de cuatro siglos de historia se esconden bajo el suelo que está más allá del agua. Tal vez bajo tu casa puede haber escondrijos, canales de agua e incluso ese lugar pudo haber sido parte de un cementerio en la época de tus tatarabuelos.
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Entre las construcciones más comunes que existen bajo el suelo de Durango están los sistemas de ventilación para las letrinas y los escondites, estos últimos indispensables pues desde su fundación de la ciudad fue un lugar atacado ya fuera por bandoleros, indígenas, revolucionarios y muchos más, narró el historiador Javier Guerrero Romero, por lo tanto los durangueños construían cuartos ocultos a nivel de piso o subsuelo para esconderse de los ataques.
Los túneles para la conducción de agua de la época colonial, es otra construcción que está presente en el subsuelo de la ciudad, los canales están cubiertos y pasan por debajo de varias casas que requerían llevar el agua, ante ello se construía una especie de canal de 60 u 80 centímetros de ancho por 60 de alto, y así el agua podía correr y permitir realizar las diversas labores del hogar e higiene.
“Los conductores de agua más recientes que se han realizado en Durango son para la conducción del agua pluvial”, indicó el también investigador, quien señaló que el primero en construirse fue un túnel o colector para el arroyo La Tarjea, en los años 40’s, el cual se buscó estuviera conectado a la acequia Grande y así poder construir lo que hoy conocemos como la avenida Fanny Anitúa.
Los sótanos son otras de las construcciones que están por debajo del suelo durangueño y son cuartos a nivel de subsuelo realizados principalmente para tener camas de aire para los pisos de madera que se utilizaron a principios del siglo XIX y XX, ante ello se diseñaba de medio suelo hacia abajo y con un cuarto central para dar mantenimiento a los pisos.
Además existe también sistemas de cimentación, los cuales se instalaban para recibir elementos muy pesados, sobretodo se utilizan en las casas donde se tenía demasiada agua o el suelo era muy blando, explicó Guerrero Romero, actualmente existe una construcción de dicho tipo visible en la Casa de Gobierno, específicamente en la parte trasera de la capilla, “se dejó intencionalmente visible cuando se restauró y se pueden apreciar los arcos que detienen la capilla y un piso de barro inclinado, el cual servía para que cuando lloviera el agua se fuera hacia los chiqueros”, dijo el entrevistado.
A los sistemas de cimentación le siguen las cavas y criptas, de las cuales solo queda una en la Catedral Basílica Menor de Durango.
Gerardo Juárez, guía de la Galería Episcopal, explicó que también se conoce como pudridero a dicha cripta, debido a que cuando un Obispo, sacerdote o prebendado fallecía se empotraba en la pared bajo el altar mayor de la Catedral, lugar donde se ubica la cripta, el cual fue diseñado bajo bóvedas, pilares y pilastras, según los cánones arquitectónicos del Concilio de Trento.
Los cuerpos permanecían ahí por siete años, con sal, ceniza y cal, al pasar el tiempo se exhumaba bajo la misa de réquiem en la cual el tenebrario acompañaba al féretro a la nave principal de Catedral y de ahí hasta la puerta principal en el Osario o salón de los huesos.
La cripta de Cátedros data del siglo XVII, fue el arquitecto Simón Xorxe quien inició con dicha construcción.
Sin embargo la cripta no es lo único que está bajo el corazón del Centro Histórico de Durango, pues la mayoría de las Iglesias cuentan con camposantos y las barda perimetrales dividían a los pobres de los ricos e ilustres, indicó Gerardo Juárez, quien añadió que en una circunferencia cercana a Catedral se estima que estén descansando cerca de 20 mil cuerpos, más los que están en los alrededores del templo de Analco, Santa Ana, El Sagrado Corazón y San Francisco hoy Multifamiliar.
Entre las construcciones más raras que se encuentran, esta un refrigerador colonial, el cual se ubica en la exhacienda La Punta, dicha construcción es un cuarto frío, que se utilizaba para abastecer agua potable y conservar los alimentos.
El agua que llega a la casa por la acequia entra al un cuarto donde sus paredes son sostenidas por dos arcos por los que penetra el agua y vuelve a salir, lo que permitía que al pasar el líquido sobre la piedra se creara un cuarto frío.
“En el cerro de los Remedios existen túneles mineros, debido a la mina de estaño que operó en dicho lugar”, resaltó Javier Guerrero quien puntualizó que los accesos tanto a los túneles como a los tiros, fueron bloqueados debido a los accidentes e incluso muertes que se suscitaron por la curiosidad de conocer las entrañas de la tierra, aunque con el paso de tiempo y las construcciones han desaparecido los últimos rasgos que se tenía de estas.
Para finalizar, el historiador descartó la idea de que en Durango no hay túneles, entendiéndose como un espacio en el que una persona se pueda trasladar de un lugar a otro, el único que existe con esas características es el museo del Túnel de Minería, mismo que se construyó en 2010 como un atractivo de la ciudad para alentar la leyenda de la existencia de pasadizos en el subsuelo de la ciudad.