La energía del camposanto es indispensable para llevar a cabo “trabajos” que ayudarán a las personas a salir adelante en cualquier ámbito, comentó María, quien desde hace más de 20 años se dedica a leer las cartas y ayudar a preservar el amor entre las parejas.
Indicó que la mayoría de los rituales se desarrollan o depositan en la oscuridad, de noche, ya que es la principal aliada, “conforme pasa el tiempo se consuma el amarre o el entierro y la persona ve cómo su vida se transforma”.
Ante ello, Francisco Javier Curiel García, director del Panteón de Oriente señaló que de manera continua los trabajadores de dicho cementerio encuentran muñecos hechos con tela, cera e incluso con fotografías de personas.
“Nos encontramos gatos negros con el abdomen abierto, lo mismo que gallinas sin cabeza, lo cual ya no es extraño para nosotros, sólo se limpia el lugar y se continúa con las labores habituales”, dijo el director del Panteón.
Con 72 mil lotes distribuidos en 28 hectáreas, el primer Panteón de Durango es visitado por miles de duranguenses en el Día de Todos los Santos y de Fieles Difuntos, a él no escapan las historias de miedo y leyendas, que dejan al descubierto la historia de un pueblo.
En la morada de los muertos, los vivos pretenden atraer parte de su energía para beneficio o desdicha de algunos, es por ello que María en algunas ocasiones recurre al sacrificio de gallos para poder abrir caminos a los que le piden ayuda.
El amor está presente en el Panteón de Oriente y no sólo por parte de los familiares que tienen algún pariente sepultado en dicho lugar, sino dentro de los amarres que hombres y mujeres piden a los expertos en la materia, para ello los frascos con fotografías entrelazadas con listones rojos e incluso entre prendas íntimas, muñecos de cera y tela, se dejan ver al momento de limpiar el camposanto.
Curiel García resaltó que se han presentado casos donde algunas tumbas han sido bañadas con sangre o pintura negra, por tanto para evitar robos y destrucción se cuenta con la colaboración de Seguridad Pública a fin de que realicen rondines por las inmediaciones del Panteón, mientras que al interior cuatro guardias resguardan el lugar.
Alonso Barrios, director del Museo Funerario Benigno Montoya que se aloja dentro del cementerio, explicó que los monumentos que se afectan con dichas prácticas son los catafalcos, ya que son piezas que debido a su estructura la base superior se mueve, pues su fin es preservar la estructura morfológica del ataúd, ante ello se puede descubrir la parte de arriba y queda un cajón, lo cual utilizan para depositar objetos relacionados con el vudú.
Añadió que la mayoría de los catafalcos no tiene dueño debido a que el título se perdió o están en el olvido, hecho que propicia que personas ajenas realicen prácticas o rituales.
Es de resaltar que en el área dedicada a las niñas y niños en el Panteón de Oriente no se ha encontrado ningún objeto antes mencionado, será por la connotación de pureza o simplemente por respeto.