El famoso Parque Guadiana, considerado el principal pulmón de la capital duranguense, lleva ya 100 años como parque público, sin embargo, ese amplio espacio tiene una gran historia anterior como propiedad privada, donde se resalta que en su momento era un área pantanosa de gran riesgo. Incluso hubo víctimas fatales.
Te puede interesar leer: Durango podría ser el santuario que albergará 150 tigres rescatados
En el siglo XVIII el obispo Francisco Gabriel de Olivares y Benito decidió construir un sistema de abasto de agua para la ciudad de Durango, que en ese momento no tenía más que en los pozos de las casas.
Para ello se diseñó un sistema de agua rodada que se llevaba por canales a cielo abierto; esto ante la extracción del Ojo de Agua del Obispo. El nombre del lugar se recibió por la decisión del obispo precisamente, en busca de llevar agua potable a la ciudad.
Este imponente lugar de 100 hectáreas perteneció al coronel Gerónimo Hernández –quien participó en la lucha de independencia-, y sus descendientes, pues se fue heredando, según lo explicó el historiador y cronista, Javier Guerrero Romero.
Al coronel le entregaron este predio en pago por sus servicios. “El bosque que se formaba ahí con sabinos y otras especies nativas se conoció popularmente como el Bosque de la China”.
Se caracteriza por estar en zona de manantiales, los cuales lamentablemente ya se encuentran secos. “El Lago de los Patos era un manantial, el Lago de la China era otro, el Ojo del Obispo también, y enfrente, atrás de la Escuela Normal está el Ojo de Agua San Vicente que era otro manantial”.
Pantanos
Algunos manantiales eran pantanosos, muy peligrosos. En 1924 el Gobierno del estado adquiere las 100 hectáreas del Bosque de la China, por lo que deciden construir un parque, el cual recibió como un primer nombre Parque Revolución, que abrió sus puertas ese mismo año para los festejos de la Revolución Mexicana.
“Se habilita el área frontal, ahí donde están los leones, y todo lo demás queda como una reserva peligrosa porque había estos pantanos”. En ese momento se decide traer eucaliptos para plantarlos y con ello secar los pantanos por el riesgo que representaban.
Actualmente sigue habiendo muchos eucaliptos, pero se secaron los manantiales, los ojos de agua. “Se hace una plantación masiva de eucaliptos para secarlos”, y ya entonces se va a llamar Parque Guadiana, desde 1931, casi desde su inicio como lugar público.
Luego se construyó el lago de los patos, donde se dieron cuenta que llegaban aves migratorias todos los años, en ese espacio que es uno de los manantiales más peligrosos, con mucha agua, y empiezan a sacarle lodo para ver la profundidad, que es grandísimo.
En 1939 se inauguró la Alberca Olímpica y el anillo para atletismo. Más adelante, según lo detalla Guerrero Romero, se abre el Teatro del Pueblo con algunas canchas externas.
“Se empieza a equipar paulatinamente a lo largo del tiempo, y le fue permitiendo funcionar y convertirse en el principal pulmón de la ciudad y el principal espacio recreativo”.
Desde que nace el parque se le otorga al Gobierno federal un espacio para un vivero, que ahora es el área norte del recinto. También, se le entregó a la UJED en los 60’s una parte para instalar la Escuela de Pintura, Escultura y Artesanías, esto del otro lado del anillo de circunvalación, que hoy es bulevar Guadiana.
También se entregó en comodato de 100 años, un espacio a un grupo de aficionados al tenis, a fin de hacer un club, de tal manera que surgió el Club de Tenis Guadiana.
La carretera construida en los 50’s dividió al parque, entonces se dejó prácticamente en el abandono el área oriente del parque. El Zoológico Sahuatoba era parte del Bosque de la China.
Máximo Gamiz logra recuperar los terrenos de los viveros y anuncia el denominado Ampliación del Parque Guadiana, con obras de remodelación, con lo que se construyó la Fuente Azteca, Concha Acústica, el lago de la parte de atrás. Llevaba el nombre de Ampliación del Parque Guadiana, y enseguida le ponen Parque Sahuatoba.
“El original Bosque de la China y sus 100 hectáreas se convierte en el Parque Guadiana, Parque Sahuatoba y el Parque Centenario, pero todo esto estaba en el mismo bosque (…) De esas 100 hectáreas se perdieron algunos fragmentos de terreno, unos se cedieron como a la UJED o al Club de Tenis, pero también por la construcción de las vialidades”.