La ciudad está en manos del hampa, lamentó ayer durante su homilía, el sacerdote católico, Jesús García, capellán del templo del Socorrito en la colonia Obrera, al informar a la feligresía que por enésima ocasión este inmueble recibió la visita de ladrones que causaron severos destrozos en la oficina principal y subrayó que determinó no denunciar, porque resulta inútil, pues autoridades y maleantes son los mismos, están coludidos.
Ante cientos de personas reunidas en esta iglesia, el capellán fue contundente, al señalar que en efecto, ya en otras ocasiones los amantes de lo ajeno habían violentado el sagrado lugar, incluso, la vez próxima anterior, armado de valor logró someter él mismo al ladrón.
En su discurso, el clérigo narró calmo, espaciado, que desafortunadamente la ciudad está en manos de la delincuencia y formular una denuncia, es tanto como perder el tiempo, porque no hay investigaciones, no hay detenidos, no hay nada, “puesto que autoridades y rateros, son los mismos, están coludidos”.
A la vez, marcó que no tiene miedo; “ha he vivido mucho, y el futuro que me espera no es nada halagüeño dado el ambiente en el que nos desempeñamos”.
Fue claro al establecer que la información en cuestión la entrega durante la homilía, no con el afán de buscar la caridad de los feligreses, sino más bien con la idea de que cada familia resguarde su domicilio, porque en el caso del templo, el único responsable “soy yo mismo y tomaré previsiones para que no se vuelva a presentar una situación similar aquí”.
Afirmó que nunca como hoy, los robos en domicilios particulares y también en templos religiosos, están a la orden del día y en creciente número, en tanto que las autoridades se encuentran ocupadas en el tema electoral por el proceso en marcha; “no les interesa la ciudadanía, les interesa sí, su continuidad”.
Habló de otros templos víctimas de latrocinio, incluso un caso, en el que el sacristán arriesgó su vida para defender el patrimonio del templo y encontró la muerte.