Segunda parte… Y hablando del papel que juega Durango en el cine, y las complicaciones a la que se enfrentan creadores locales, se ha insistido en la iniciativa de crear un gremio más oficial de cineastas en la tierra de los alacranes, pero saben que para ello falta mucho. Lo importante es que ya trabajan en ello para dar paso a la futura Asociación de Cineastas Independientes del Estado de Durango.
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Rubén Vargas García, un cineasta de 25 años de edad, con seis años de experiencia en el cine independiente, se suma a esta conversación. Egresado del Instituto de Artes Modernas y del Centro de Cinematografía y Actuación Dolores del Río, Rubén enfatiza en las dificultades que enfrentan en el sector.
Reconoce que el cine independiente en México no tiene la visibilidad que merece, lo que representa una lucha constante. Durante más de 70 años, la historia del cine en Durango ha estado dominada por producciones extranjeras, pero en la última década, un nuevo sector ha comenzado a surgir. Rubén aboga por la organización de los cineastas para que el Gobierno reconozca la importancia de incluirlos en las políticas públicas de Durango.
"Si el resto del mundo está reconociendo el talento duranguense, también debemos comenzar a hacerlo desde casa".
Por su parte, Alejandro Santillán Caballero, un ingeniero en Gestión Empresarial y cineasta desde hace cuatro años, ha decidido involucrarse en el movimiento para representar las causas de los cineastas independientes.
Con la creación de la Asociación de Cineastas Independientes del Estado de Durango, Alejandro refiere que se busca abordar las necesidades del sector y garantizar que los cineastas tengan acceso a producciones que lleguen de fuera, así como fomentar el crecimiento de producciones locales.
Se dice a favor de luchar por crear un entorno en el que los cineastas sean remunerados de manera justa y tengan acceso a plataformas donde sus obras puedan ser exhibidas. "Estamos luchando por un futuro con mejores oportunidades para quienes se dedican a esto".
El compromiso de estos cineastas no solo se centra en la producción de contenido, sino también en la construcción de una comunidad sólida que apoye el crecimiento y la visibilidad de los creadores duranguenses.
La producción de cine independiente enfrenta importantes retos que sus creadores consideran como un "salto de fe". María de Jesús Ávila, productora y docente, señala que, aunque hay un creciente interés en la creación de cortometrajes, los cineastas deben utilizar recursos propios y trabajar en otros empleos para subsistir. Destaca la necesidad de generar estrategias que permitan una mayor profesionalización en el sector, así como el acceso a fondos que actualmente son inexistentes.
La falta de proyectos constantes y la temporalidad de los trabajos son obstáculos comunes para los profesionales del cine en la región. Ávila enfatiza que, aunque el cine tiene un valor cultural, también es una industria que necesita apoyo tanto del sector privado como del gobierno, así como de asociaciones civiles para facilitar la distribución equitativa de recursos.
Por su parte, Juan José Hinojosa Trancoso, director y productor audiovisual originario de Vicente Guerrero, comparte experiencias similares. Afirma que, a pesar de la rica tradición cinematográfica de Durango, no se fomenta suficientemente el apoyo a los jóvenes cineastas. La búsqueda de permisos y recursos económicos es un desafío constante, y destaca que pocos en Durango pueden vivir del cine.
Hinojosa también subraya la importancia de crear un gremio de cineastas más formal en la región y mejorar las estrategias de difusión de apoyos disponibles. Actualmente, las oportunidades de capacitación se limitan a asistentes de producciones grandes, sin enfocarse en el desarrollo de proyectos locales.
Ambos cineastas coinciden en que es necesario actuar proactivamente para transformar el panorama del cine en Durango, y que la creación de una comunidad cinematográfica más fuerte podría ser la clave para el futuro del cine independiente en la región.
“Sí existe en Durango la cultura que es la tierra del cine, pero no existe la cultura de decir ‘vamos a apoyar a los jóvenes para que ellos mismos creen estos productos’. Desde mi perspectiva ha sido difícil hacer cine. No conozco en Durango alguien que diga ‘vivo del cine’. La mayoría tenemos un segundo trabajo que no podemos dejar”.