Un desafío inédito es el que han vivido las sociedades de padres de familia, cuyo esfuerzo ha sido fundamental para colocar a los planteles escolares en condiciones adecuadas para recibir a los infantes ante el inicio del ciclo lectivo, afirmó Miguel Ángel Villanueva, quien reconoció que por la ausencia de docentes y alumnos en los inmuebles durante la parte más álgida de la pandemia, así como por los robos perpetrados en este periodo, los edificios se encontraban en una situación deplorable.
Al abordar el asunto, Villanueva Ruano explicó que en años normales, al inicio del ciclo escolar invariablemente se hacía necesario la aportación de los padres de familia, fuera en horas de trabajo o en efectivo, a fin de rehabilitar los planteles.
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En esta ocasión, dijo, se ha tenido que desarrollar un esfuerzos verdaderamente extraordinario, pues luego de dos años de inactividad y ausencia de alumnos, de administrativos y de docentes en las escuelas, los inmuebles quedaron en una situación deplorable, complicada.
En tal sentido, ha sido necesaria una aportación también extra, para rehabilitar sanitarios, instalaciones eléctricas, pintura, vidrios, en general los sistemas hidráulicos; “si dice fácil, pero estamos hablando de una cantidad importante de recursos para hacer posible que las escuelas recobraran vida, porque ante el abandono, se vieron muy mal”.
Al deterioro ordinario por la falta de mantenimiento, hay que añadir las visitas de parte de los amantes de lo ajeno, que se incrementaron de manera importante y cuantiosa en estos dos años, al grado de que se dieron la capacidad para desinstalar sistemas completos de electricidad o de sanitarios, computadoras, bombas de agua, puertas, etcétera.
Todo esto tiene que ser reactivado y cuando no existe un presupuesto oficial para ello, pues son los padres de familia los que tienen que entrar en acción, como lo han estado haciendo, afirmó finalmente el presidente de la AEPF.