Este fin de semana el Cerro de Mercado, mineral ubicado prácticamente dentro de la mancha urbana en la ciudad de Durango, y explotado desde el siglo antepasado, abrió sus puertas al público y cientos de personas pudieron vivir una experiencia extraordinaria al admirar la magnitud de la gran mole de acero y la panorámica general que brinda de la Perla del Guadiana.
En punto de las 7:30 de la mañana del sábado, la mina franqueó puerta principal, donde ya esperaban la gente para conocer un enigmático sitio motivo de leyendas y de pasajes históricos en Durango.
Una vez detallada la dinámica por parte de la guía de los visitantes, Guadalupe Meraz, comenzó la caminata y por primera vez en mucho tiempo, familias enteras pudieran pasear por las brechas centenarias para llegar hasta la que hoy es la parte más alta de la montaña que ciertamente propició la fundación de la ciudad de Durango, luego de que los conquistadores encabezados por Ginés Vázquez de Mercado, se fueron con la finta al suponer que el enorme cerro estaba conformado por yacimientos de plata, empero, se llevaron menuda sorpresa al encontrar solamente fierro.
Una ruta pedestre que llevó poco menos una hora a paso regular para alcanzar la cima y una vez en lo más alto, observar la ciudad, y lamentablemente con una atmósfera brumosa, gris, como resultado de la intensa nata de smog que se cierne en nuestra ciudad cual enorme zona industrial, sin serlo; el grueso de los gases tóxicos ciertamente concentrados hacia el oriente citadino a partir del centro histórico, con una parte poniente menos contaminada.
Los visitantes pudieron observar en su recorrido, los tajos profundos de donde se extrae el metal, que pudieran configurar el cerro con grandes boquetes que a lo largo de los años, más de cien, se han formado en esta montaña emblemática de Durango.
También, otro atractivo, los grandes molinos del mineral y la enorme maquinaria pesada especializada que se utiliza en la mina, donde sin duda sobresalen los descomunales yukles.
La mayor parte del recorrido con muy poca vegetación, donde predomina el color ocre característico del cerro de Mercado, debido a la oxidación del metal del que está conformado en mayor porcentaje.
Hay que anotar que para hacer posible la realización de esta vivencia sobresaliente para muchos, en el yacimiento no hubo actividades laborales.
La responsable de orientar el recorrido, Guadalupe Meraz, afirmó que no es la primera vez que se abre la mina al público, que de hecho se trata de una práctica casi común y que han entrado hasta 800 personas a la vez, sobre todo en conmemoraciones a la Virgen de Guadalupe, pues hay que subrayar que en la parte media de la mole de fierra se encuentra un altar a la Morena del Tepeyac, hasta donde se realiza el día 12 de diciembre una peregrinación multitudinaria que incluye la participación de las tradicionales danzas.
Vale subrayar que al inicio del recorrido, la guía y responsable del recorrido, quien por cierto durante la visita subió y bajó al menos tres o cuatro veces el cerro, fue enfática al recomendar atender las señales trazadas en el trayecto, con la advertencia específica al público: “de ustedes depende que el Cerro se siga abriendo”.