“Aún estoy asimilando todo lo que pasó, porque todo me sigue pareciendo increíble, estuve entre las nubes”, comentó Andrea Karely Domínguez Esparza, la joven duranguense que fue aceptada para ser parte del Programa Internacional del Aire y del Espacio 2021, convocado por AEXA en las instalaciones de la NASA en el Space & Rocket Center de Huntsville, Alabama, Estados Unidos.
Aunque no sabe manejar un automóvil, en la NASA tuvo la oportunidad de pilotar un avión ligero por casi dos horas, después de seguir las indicaciones precisas, experiencia que recuerda con gran emoción, entre las demás actividades relacionadas al espacio que pudo conocer de cerca mientras participaba en el programa.
Andrea es alumna del quinto semestre de Ingeniería Industrial del Instituto Tecnológico de Durango (ITD), además es cofundadora y vicepresidenta de Cazadores de Estrellas, primera asociación civil en Durango enfocada en difundir lo que es la astronomía, ciencias aeroespaciales, tecnología, las matemáticas, la ingeniería y la ciencia, entre los niños quienes pueden aprender desde pequeños.
Dijo que fue una semana muy intensa de actividades, en cursos, talleres y la oportunidad de observar vehículos de exploración espacial, realizar pruebas de gravedad, desde las 7:00 de la mañana a 21:00 horas, y luego de terminar esa agenda trabajar en un reto, la búsqueda de un material para crear un mecanismo complementario, por lo que prácticamente no durmió.
Ser parte de este programa no es fácil, de ahí que Karely es un orgullo y ejemplo para todos, pues además de cumplir con la documentación básica y complementaria, como la carta de presentación, la carta de motivos, y varias entrevistas para revisar lo que sabía del tema y cuál iba a ser su aportación, es un programa costoso.
Aunque su sueño comenzó desde pequeña, fue hasta el mes de abril de este 2021 que hizo la solicitud formal a través de una convocatoria que se presenta anualmente, en la que debía recabar los tres mil 500 dólares, que como dijo “lo difícil no fue estar allá, sino juntar el dinero”, más lo necesario de transporte, para lo que afortunadamente recibió mucho apoyo de sus maestros, familia, amigos y la sociedad en general que creyó en ella.
Dice que en esta experiencia aprendió mucho, pero lo más importante es que salió de su zona de confort, ahora, espera ser un parteaguas para que todas las personas, en especial las mujeres y los niños sepan que el espacio es alcanzable para todos, que no es imposible o solo para unos cuantos, “todos podemos tocar el espacio o llegar a las estrellas”.
También con todo lo aprendido espera desarrollarse en el sector aeroespacial, y desearía que más mujeres se interesen por las ingenierías, la ciencia, y la tecnología, y logren papeles destacados por su gran labor.
Las fotos de Andrea durante su estancia en la NASA se propagaron en las redes sociales, por lo que ahora se conoce su historia y es un orgullo no solo para la comunidad del Tecnológico, la asociación civil de la que forma parte y su familia, sino para todo el estado, incluso el país.