El frío quema en la piel, aún no se vislumbra el amanecer y con el estómago vacío, deben emprender su camino para cumplir su meta; compartir la noticia más importante contigo y más personas que como tú, los esperan en sus casas, comercios o en una esquina.
Nuestras abuelas o abuelos nos han platicado historias infinitas sobre los pregoneros en la época romana ¿lo recuerdas? Bueno, con el pasar de los años esta profesión ha evolucionado hasta que la hicieron suya los voceadores de periódico.
“Llévela, llévele, la noticia más importante la tenemos aquí, compre su periódico doñita”, seguro que has escuchado esta frase algunas vez al ir caminando por la calle, quizá quienes más la recuerda son los lectores que rondan los 50 o 60 años, porque para muchos voceadores como Hermilio, esa fue su mejor época.
Herminio inició su carrera como voceador a los cinco años de edad por influencias de sus hermanos mayores, quienes también laboraban en el periódico El Sol de Durango, su día comenzaba a las cuatro de la mañana y su ruta partía desde la calle negrete, antigua dirección del impreso, después calle Bruno Martínez, hasta llegar a la estación de tren.
Al llegar a la estación, corría hacia los vagones y les ofrecía el impreso del día a todas las personas, Herminio se apretujaba entre los pasajeros y los asientos, iba de un lado a otro mientras recitaba las noticias más relevantes.
“Yo les decía, ándele llévese su periódico, mire está muy bueno, trae muy buenas noticias, en forma de broma a veces decíamos, un muerto y un herido se pelearon un plátano podrido”, dice Herminio después de pedirle que nos diera un ejemplo de cómo vendía el periódico.
El mundo ha sido testigo de revoluciones, guerras, eventos extraordinarios que a muchos ha dejado perplejos, justo esos acontecimientos históricos han provocado la venta rápida de los tirajes y en México, específicamente en Durango, no fue la excepción.
Y uno de esos momentos significativos para el periodismo y la labor de los voceadores fue el sexenio del expresidente Felipe Calderón y la llamada “Guerra contra el narcotráfico”, una ola de violencia se desató en nuestro Estado y las personas buscaban el periódico para informarse, prevenir, sentir un aliento, no lo sabremos con exactitud, pero las ventas se elevaron significativamente.
Herminio lo recuerda muy bien, como si hubiera sido ayer, “era cuando la gente estaba con las noticias, a ver qué, que se encontraron dos cuerpos, que haya y acá, si se vendían pero porque la gente estaba con un temor, la gente quería saber el porqué y a que se debía eso”.
Pero este acontecimiento no fue el único que marcó la labor de los voceadores, la llegada del internet a principios de los 90’, después las redes sociales y ahora, la Inteligencia Artificial (IA) fue un “boom” que los desplazó ligeramente, pero no terminó con su carrera, sólo se modificó.
“Si se vinieron las redes sociales y todo esto, el sol también tuvo que hacer su parte ¿cómo?, también meterse a redes sociales, para que, para darle auge a toda aquella gente que gusta de la buena noticia. Nos ha perjudicado tal vez en una forma, le diré, salieron las redes sociales y me han dicho algunos clientes que ya no quisieron el periódico porque abren las redes sociales, ahorita en los oxxos, vamos a arroparlos de periódicos, mi trabajo es el mismo pero mi porcentaje del periódico es menos”
Aún así, Herminio levanta el rostro con orgullo y asegura que su profesión es lo más bonito que le ha sucedido y las expresiones en su rostro lo demuestran, cuando lo veo repartir el periódico montado sobre su bicicleta, la amabilidad con la que saluda a las personas y ese ímpetu por continuar es lo que le ha servido de ejemplo a otros.
En lo profundo de sus recuerdos, guarda vivencias irrepetibles llenas de alegrías, pero también de dolor, como el día que la lluvia le impidió vender periódicos o cuando, aún siendo un niño, un desconocido lo asaltó.
La primera anécdota le causa tristeza y un poco de pena, pues hace algunos años repartiendo el periódico no dejaba de llover, aún así no interrumpió su jornada y trató de vender lo que pudiera, pero el clima le jugó una mal pasada y ante la desesperación, detuvo la marcha, se sentó un momento y comenzó a llorar.
“Pasó un señor que me vio ahí con mis periódicos y me dio 30 pesos, me decía que pasó, ande pues no vendí nada y tenía miedo de que tal vez alguien me iba a decir algo”, relata él con un nudo en la garganta.
Otra vivencia desagradable le ocurrió cuando tenía seis años y más que tristeza, fue un momento de miedo y pánico, él se encontraba repartiendo los periódicos cuando un hombre lo asaltó, le quitó el dinero ganado y dejó a Herminio asustado, cuando llegó a su casa y le platicó a su papá, no le creyó, así es como él y sus hermanos terminaron pagando.
Ni la lluvia, el calor, la revolución digital o la edad, han cuarteado el espíritu y amor que Herminio siente hacia este periódico, 50 años de trayectoria se dicen fáciles, pero ha sido un largo camino que aún queda por recorrer.