Siete israelíes resultaron heridos, uno de ellos de gravedad, por el impacto de metralla en una localidad cercana a la ciudad de Nahariya, en el norte del país, después de que el grupo chií libanés Hezbolá lanzara un ataque con drones contra una base militar en la zona.
Según el servicio de emergencias israelí Magen David Adom (MDA), los heridos, registrados en la localidad árabe de Maazra, son un hombre, en estado grave, y una mujer, en estado moderado con heridas en las extremidades inferiores, ambos de unos 30 años y que fueron trasladados al hospital de Nahariya.
Además, otras cinco personas fueron trasladadas al hospital en estado muy leve, tras sufrir daños auditivos por la onda expansiva de la explosión.
"Vimos al hombre inconsciente en un coche con una herida grave en la cabeza por metralla. Una mujer que estaba completamente consciente, con heridas en sus extremidades inferiores, estaba en un estacionamiento cercano. Tratamos al hombre con ventilación mecánica y medicación, y lo evacuamos en estado muy grave al hospital", indicó un paramédico del MDA.
Según el Ejército israelí, varios drones fueron identificados sobre el norte de Israel en la última hora, uno de los cuales fue interceptado, causando daños a varios civiles al sur de Nahariya.
La acción fue reivindicada por Hezbolá, que explicó en un comunicado cómo sus filas lanzaron una operación aérea con un "escuadrón" de aviones no tripulados contra el cuartel general de la Brigada Golani y de la Unidad Iguz 621 del Ejército israelí, "al norte de Acre ocupada".
Acre se ubica a escasos kilómetros al sur de Nahariya, importantes núcleos de población en la costa mediterránea que no están evacuados y donde este martes sonaron las sirenas a causa de la acción lanzada desde el Líbano.
Según la nota de Hezbolá, el ataque fue una respuesta a un bombardeo israelí que el lunes mató a uno de sus miembros en Abbe, en el sur del Líbano, donde el Estado judío aseguró haber alcanzado a un "comandante" de las Fuerzas Radwan, el cuerpo de élite del movimiento libanés.
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Antes de este incidente, el Ejército israelí informó de que su fuerza aérea había atacado una estructura militar de Hezbolá en la zona de Nabatieh, en el sur de Líbano, que "era utilizada por varios terroristas que operaban para llevar a cabo ataques contra el Estado de Israel".
La Agencia de Noticias Libanesa confirmó cuatro muertos en la zona de Nabatieh, previsiblemente milicianos, pero Hezbolá de momento solo ha confirmado una baja.
La frontera entre Israel y Líbano vive su mayor pico de tensión desde 2006 con un intenso intercambio de fuego desde octubre, que se ha cobrado la vida de unas 590 personas, la mayoría en el lado libanés y en las filas de Hizbulá, que ha confirmado unas 360 bajas.
En Israel han muerto 47 personas en el norte: 22 militares y 25 civiles, incluidos 12 menores en el ataque en la ciudad drusa de Majdal Shams, en los Altos del Golán ocupados, a lo que el Ejército israelí respondió matando al jefe militar de Hizbulá, Fuad Shukr, en un ataque en Beirut tres días después, por el que los chiíes han jurado venganza.
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Israel está en máxima alerta a la espera de la venganza no solo de Hezbolá, sino también de Irán, después del asesinato del líder de Hamas, Ismail Haniyeh, en Teherán, pocas horas después del de Shukr.