SAN SALVADOR. Escoltado por militares con rifles de asalto y por agentes de la Policía Nacional Civil (PNC), el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, irrumpió en el Congreso salvadoreño para exigir a los diputados la aprobación de un polémico préstamo para financiar un plan de seguridad contra las pandillas, llamando, incluso, a la insurrección popular.
A primeras horas de ayer un fuerte dispositivo de seguridad, integrado por militares y policías, fue desplegado en la sede de la Asamblea Legislativa a donde llegaron miles de personas coreando "¡Insurrección, insurrección, insurrección!".
Bukele inició una sesión extraordinaria sobre un préstamo para financiar la tercera fase del Plan Control Territorial, lanzado el año pasado, pero la asamblea no fue posible por la falta de quórum, ya que sólo se presentaron 20 diputados de los 84 que componen el Parlamento.
Bukele ofreció una oración desde el asiento del presidente del Congreso, Mario Ponce -que no acudió a la convocatoria-, y luego salió del salón ante la imposibilidad de establecer la sesión, para luego dirigirse a una multitud que lo esperaba en una de las entradas del Parlamento.
"Los diputados... son los que desobedecen un mandato del Consejo de Ministros, ellos no son la Sala de lo Constitucional (de la Corte Suprema de Justicia) para interpretar la Carta Magna", dijo el gobernante ante la sede del Congreso.
El presidente subrayó que si hoy los diputados, convocados a sesión plenaria, "no aprueban el préstamo el Consejo de Ministros los va a volver a citar y si aún así no lo aprueban, el pueblo deberá poner en práctica el artículo 87 de la Constitución".
Dicho artículo "reconoce el derecho del pueblo a la insurrección", para "restablecer el orden constitucional alterado por la transgresión de las normas relativas a la forma de gobierno o al sistema político establecidos, o por violaciones a los derechos consagrados en la Constitución".
El secretario general del opositor Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), Óscar Ortiz, acusó a Bukele de fomentar un golpe de Estado y dijo que traería "graves daños colaterales".