Los funcionarios iraníes pusieron fin a las operaciones de rescate, al afirmar que había pocas posibilidades de hallar más sobrevivientes del sismo que afectó el domingo partes del oeste de Irán y dejó al menos 530 muertos, informaron el martes medios estatales.
Los sobrevivientes, muchos de los cuales se quedaron sin hogar por el sismo de magnitud 7,3 que azotó pueblos y ciudades en una zona montañosa que comparte la frontera con Irak, combatieron el frío durante la noche y enfrentaban otro día sombrío el martes mientras buscaban agua y comida.
La cifra de 530 muertos, reportada por la agencia de noticias estatal IRNA, lo convirtió en el sismo más letal de Irán en más de una década. Miles de personas resultaron heridas y 30.000 viviendas fueron dañadas. Dos pueblos enteros quedaron destruidos.
Según las autoridades, siete ciudades y casi 2 mil pueblos sufrieron daños. "La urgencia ahora es proveer soluciones (...) de alojamiento y alimentación", declaró en la televisión Pir Hosein Koolivand, jefe del servicio nacional iraní de rescatistas.
El gobierno anunció que el lunes había enviado para los afectados 22 mil carpas, 52 mil frazadas y casi 17 toneladas de arroz y 100 mil latas de conserva. Se distribuyeron además más de 200 mil botellas de agua.
Pero, citados por medios iraníes, varios responsables locales consideraron no obstante el martes que los esfuerzos del Estado eran aún insuficientes para responder a la necesidad de la población local.
Las iniciativas privadas tomaron el relevo. El exjugador de fútbol iraní Ali Daei lanzó una colecta de alimentación y bienes de primera necesidad, y un gran cine de Teherán anunció que dedicará la mitad de sus ingresos a ayudar a lo siniestrados. Además, los dos equipos de fútbol de la capital anunciaron el envío de cientos de carpas y mantas.
Según las autoridades, la distribución de agua y electricidad estaba siendo progresivamente restablecida en la mayor parte de las zonas afectadas.