/ sábado 15 de diciembre de 2018

Francia, en gran tensión por nueva marcha de Chalecos Amarillos

Insisten en atacar políticas de Emmanuel Macron y su renuncia

París y las grandes ciudades francesas se preparan para otro sábado explosivo, debido a la nueva movilización organizada por el movimiento de “chalecos amarillos” para protestar contra la política social y económica del presidente Emmanuel Macron.

Por lo menos 8.000 hombres del cuerpo anti-motines CRS, unidades de intervención de gendarmería, elementos móviles de la policía y 14 vehículos blindados estarán en pie de guerra en los centros neurálgicos de la capital para evitar que las protestas degeneren en nuevos episodios de violencia, choques con las fuerzas del orden, incendios y pillajes, como ocurrió en las últimas semanas.

Ese impresionante dispositivo, anunciado por el Prefecto de Policía de París, Michel Delpuech, será “casi idéntico” a las medidas de seguridad adoptadas el sábado último.

Al mismo tiempo, en el resto del país serán desplegados otros 70.000 efectivos. Una parte se concentrará en las grandes ciudades y el resto se constituirá en unidades móviles dispuestas a desplazarse con urgencia si estallan focos de violencia no previstos en el esquema de prevención.

“El dispositivo tiene que ser flexible para responder a ataques que no podemos anticipar porque se trata de manifestaciones no declaradas y que no respetan ninguna regla”, indicó el ministro del Interior, Christophe Castaner.

A diferencia de la semana pasada, el esquema organizado en París no prevé el bloqueo de avenidas céntricas ni el cierre de comercios, museos y otras atracciones, como la Torre Eiffel, el Louvre o la Opera de París. “No queremos que París se convierta en una ciudad muerta”, explicó el prefecto. Los grandes almacenes y los negocios del centro y de los Campos Elíseos permanecerán probablemente abiertos, pues no recibieron ninguna instrucción de atrincherarse.

El mantenimiento del orden resultará facilitado, al manos en parte, por la menor movilización de los “chalecos amarillos” de la provincia. Gran parte de los militantes que participaron en las últimas manifestaciones anticiparon que no viajarán a París y se limitarán a manifestar en sus respectivas regiones.

Muchos de ellos desmantelaron las barricadas en autopistas y rutas que mantenían desde hace tres semanas, abandonaron los puestos de bloqueo en las entradas de las ciudades e incluso comenzaron a apelar a sus compañeros de lucha a suspender la protesta.

La desmovilización es el resultado del impacto favorable que tuvo el paquete de medidas anunciado por Macron el lunes pasado —por un total de 12.000 millones de euros—, así como la enorme conmoción que produjo el ataque terrorista del martes en Estrasburgo, que provocó 4 muertos y 12 heridos. Aunque el agresor fue abatido el jueves, una parte del movimiento sigue considerando que, en el actual contexto de tensiones, no es responsable agregar nuevas dificultades a la actual situación de emergencia que vive el país y proponen postergar las protestas hasta que terminen las fiestas de fin de año.

Un sector del movimiento considera además que ha llegado la hora del diálogo. “Debemos suspender las medidas duras y comenzar a actuar con inteligencia”, declaro Jacline Mouraud, una de las voceras más mediáticas de la corriente “moderada”.

El ala dura, en cambio, considera “insuficientes” los recientes anuncios de Macron y rechazó los llamamientos del gobierno a suspender el movimiento. Tres “portavoces históricos del movimiento —Eric Drouet, Priscilla Ludosky y Maxime Nicolle— continuaron hasta ayer a la noche lanzando convocatorias a manifestar.

Los “chalecos amarillos” aparecen, en consecuencia, profundamente divididos. La grieta es tan profunda que ayer estalló una riña generalizada entre “duros” y “moderados” que asistían a una asamblea en un pueblo de la región de Haute-Vienne.

La desmovilización también puede conspirar contra la acción de los vándalos y militantes de grupos extremistas, que necesitan una gran movilización para infiltrarse y provocar desórdenes. Para neutralizar a esos “profesionales de la violencia”, la policía instaló desde anoche numerosos puestos de control en puntos clave de París para detectar a quienes portan objetos contundentes, armas, explosivos o se desplazan a París para crear disturbios.

La semana pasada, las fuerzas del orden detuvieron 1.082 personas en París y otros mil en el resto del país.


París y las grandes ciudades francesas se preparan para otro sábado explosivo, debido a la nueva movilización organizada por el movimiento de “chalecos amarillos” para protestar contra la política social y económica del presidente Emmanuel Macron.

Por lo menos 8.000 hombres del cuerpo anti-motines CRS, unidades de intervención de gendarmería, elementos móviles de la policía y 14 vehículos blindados estarán en pie de guerra en los centros neurálgicos de la capital para evitar que las protestas degeneren en nuevos episodios de violencia, choques con las fuerzas del orden, incendios y pillajes, como ocurrió en las últimas semanas.

Ese impresionante dispositivo, anunciado por el Prefecto de Policía de París, Michel Delpuech, será “casi idéntico” a las medidas de seguridad adoptadas el sábado último.

Al mismo tiempo, en el resto del país serán desplegados otros 70.000 efectivos. Una parte se concentrará en las grandes ciudades y el resto se constituirá en unidades móviles dispuestas a desplazarse con urgencia si estallan focos de violencia no previstos en el esquema de prevención.

“El dispositivo tiene que ser flexible para responder a ataques que no podemos anticipar porque se trata de manifestaciones no declaradas y que no respetan ninguna regla”, indicó el ministro del Interior, Christophe Castaner.

A diferencia de la semana pasada, el esquema organizado en París no prevé el bloqueo de avenidas céntricas ni el cierre de comercios, museos y otras atracciones, como la Torre Eiffel, el Louvre o la Opera de París. “No queremos que París se convierta en una ciudad muerta”, explicó el prefecto. Los grandes almacenes y los negocios del centro y de los Campos Elíseos permanecerán probablemente abiertos, pues no recibieron ninguna instrucción de atrincherarse.

El mantenimiento del orden resultará facilitado, al manos en parte, por la menor movilización de los “chalecos amarillos” de la provincia. Gran parte de los militantes que participaron en las últimas manifestaciones anticiparon que no viajarán a París y se limitarán a manifestar en sus respectivas regiones.

Muchos de ellos desmantelaron las barricadas en autopistas y rutas que mantenían desde hace tres semanas, abandonaron los puestos de bloqueo en las entradas de las ciudades e incluso comenzaron a apelar a sus compañeros de lucha a suspender la protesta.

La desmovilización es el resultado del impacto favorable que tuvo el paquete de medidas anunciado por Macron el lunes pasado —por un total de 12.000 millones de euros—, así como la enorme conmoción que produjo el ataque terrorista del martes en Estrasburgo, que provocó 4 muertos y 12 heridos. Aunque el agresor fue abatido el jueves, una parte del movimiento sigue considerando que, en el actual contexto de tensiones, no es responsable agregar nuevas dificultades a la actual situación de emergencia que vive el país y proponen postergar las protestas hasta que terminen las fiestas de fin de año.

Un sector del movimiento considera además que ha llegado la hora del diálogo. “Debemos suspender las medidas duras y comenzar a actuar con inteligencia”, declaro Jacline Mouraud, una de las voceras más mediáticas de la corriente “moderada”.

El ala dura, en cambio, considera “insuficientes” los recientes anuncios de Macron y rechazó los llamamientos del gobierno a suspender el movimiento. Tres “portavoces históricos del movimiento —Eric Drouet, Priscilla Ludosky y Maxime Nicolle— continuaron hasta ayer a la noche lanzando convocatorias a manifestar.

Los “chalecos amarillos” aparecen, en consecuencia, profundamente divididos. La grieta es tan profunda que ayer estalló una riña generalizada entre “duros” y “moderados” que asistían a una asamblea en un pueblo de la región de Haute-Vienne.

La desmovilización también puede conspirar contra la acción de los vándalos y militantes de grupos extremistas, que necesitan una gran movilización para infiltrarse y provocar desórdenes. Para neutralizar a esos “profesionales de la violencia”, la policía instaló desde anoche numerosos puestos de control en puntos clave de París para detectar a quienes portan objetos contundentes, armas, explosivos o se desplazan a París para crear disturbios.

La semana pasada, las fuerzas del orden detuvieron 1.082 personas en París y otros mil en el resto del país.


Local

Piden a productores no vender el ganado hasta la apertura de la frontera con EU

El presidente de la Unión Ganadera Regional de Durango, aconsejó mantenerse atentos a las indicaciones para que se retomen los precios que se tienen en la actualidad

Policiaca

Atropellan a peatón en camino vecinal

Cuando caminaba por la carretera que va del poblado Coyotes a Banderas del Águila, un hombre de 34 años de edad murió atropellado por el conductor de una camioneta

Local

Colectivas recuerdan a mujeres que mueren víctimas de violencia de género

La activista Julieta Hernández Camargo señaló que de seis años a la fecha, la la violencia de género en Durango lejos de disminuirse ha avanzado a pasos agigantados

Doble Vía

¡Cuidado! Médico duranguense alerta para no usar agua oxigenada en heridas

Si bien esta sustancia sí es desinfectante “…eso no quiere decir que tenga que ponerse en la herida”, pues su principal problema es que daña el tejido vivo

Local

Niegan amparo a Rafael Mier Cisneros para reponer el proceso electoral de la UJED

Rafael Mier reconoció que la resolución a esta queja no les fue favorable, por lo que ha decidido retirarse de la contienda

Local

Netflix se “reboruja” y quiere saber qué es lo más bonito de Durango; ¿qué responderías?

La serie llamada Las hermanas Guerra ha puesto sobre la mesa nuevamente a Durango, y es Netflix quien desea conocer más de la tierra del cine