Centenares de personas, en su mayoría migrantes, reclamaron este sábado en Washington al presidente de EU, Joe Biden, y al Senado una vía para regularizar y permitir que 11 millones de indocumentados obtengan su ciudadanía y ratificaron el aporte de la migración a la fuerza laboral del país.
Los manifestantes expresaron su respaldo a la reforma migratoria de Biden y a otros proyectos de ley para proteger a los "soñadores" y regularizar a los trabajadores agrícolas indocumentados, ambos ya aprobados en la Cámara Baja.
La plaza Black Lives Matter (Las vidas negras importan), ubicada en las adyacencias de la Casa Blanca, se convirtió en el punto de encuentro de una bulliciosa y colorida marcha que partió con rumbo al Congreso y que a su paso rompió la tranquilidad de una mañana soleada en la capital estadounidense, con consignas de "sí se puede" o el reclamo de "Biden escucha".
"Estamos aquí demandando una solución", dijo a Efe Luis Aguilar, director de la organización Casa en el vecino estado de Virginia, quien aseguró que "el proyecto de ley más perfecto no significa nada si no se convierte en una solución, en una ley, en una política que cambie la situación de nuestra gente".
Aguilar pidió al presidente y el Senado que "actúen", tras considerar que los inmigrantes no pueden esperar "dos años más, ni otra elección más".
Biden cumplió en su primer día en la Casa Blanca su promesa de presentar ante el Congreso una ambiciosa reforma migratoria cuya principal bandera es la creación de un camino para que miles de indocumentados adquieran la ciudadanía en ocho años, un plazo que se reduciría en el caso de los "soñadores" o los trabajadores agrícolas.
La propuesta del gobernante demócrata deberá superar un empinado camino en el Senado, donde requerirá conquistar al menos diez votos de la oposición republicana para sumar los 60 que se necesitan para su aprobación.
Ante el complejo panorama en el Senado, la Cámara de Representantes, de mayoría demócrata, aprobó en marzo dos propuestas de ley que ofrecen la posibilidad de la ciudadanía a los "soñadores", a los trabajadores agrícolas migrantes y a los beneficiarios de los programas TPS y DED, los cuales protegen a quienes han huido de conflictos o desastres naturales en sus países.
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Sobre la celebración del 1 de mayo, Jaime Contreras, vicepresidente del sindicato de trabajadores de limpieza SEUI 32BJ, que abarca a Washington y Baltimore, aseguró que la economía estadounidense sin la fuerza laboral inmigrante "no funciona".
"Si un día tres millones de latinos dejaran de trabajar, la economía se va para abajo", sentenció Contreras, quien defendió que los hispanos son ya 59 millones de personas en Estados Unidos, "un poder" que lamentó no han sido ejercido con contundencia en las urnas.