En el retén permanente que mantiene la Policía Estatal (PE) en el puente El Baluarte, de la supercarretera Durango-Mazatlán, llegó el conductor de un taxi de la plataforma Uber y pidió el auxilio debido a que había sido extorsionado junto con una mujer que labora como trabajadora doméstica en esta ciudad capital.
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Según dio a conocer la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), el taxista llegó al puesto de revisión de El Baluarte debido a que estaba siendo utilizado para realizar una extorsión, después de que una empleada doméstica le había entregado dinero y joyería en una mochila para que lo llevará a la ciudad de Mazatlán.
Fue el pasado miércoles 20 de noviembre, cuando en un domicilio del fraccionamiento San Ignacio de esta ciudad capital, se recibió una llamada telefónica, la cual fue contestada por la trabajadora doméstica.
Fue un hombre quien le indicó que con él se encontraba el dueño de la casa, mismo que se encontraba en un problema y la convenció de juntar todo el dinero en efectivo que estaba en la casa, así como joyería y demás objetos de valor en una mochila, ya que una persona de la plataforma Uber, pasaría por el paquete.
Minutos más tarde llegó el taxista a bordo de un automóvil Chevrolet, Bet, color gris, cuyo conductor se identificó ya que es vecino de ese mismo fraccionamiento y les indicó que lo habían contratado para recoger dicha mochila y llevarla a un domicilio al puerto de Mazatlán, Sinaloa.
Cuando ya estaba a escasos kilómetros de llegar a Mazatlán el conductor recibió una llamada telefónica de un familiar, indicándole que todo se trataba de una extorsión, ya que había platicado con la esposa del dueño de la casa, una vez que la empleada doméstica le platicó lo que había hecho.
El conductor entró en pánico de que pudiera ser víctima de un delito o que ya lo estuvieran siguiendo, por lo que de inmediato se regresó y llegó hasta el puente El Baluarte donde se encuentra personal de la PE y la Guardia Nacional (GN), a los cuales les platicó lo que estaba sucediendo y les pidió protección para regresar a Durango, ya que temía que le fuera a suceder algo.
Los agentes estatales le brindaron custodia hasta la ciudad de Durango y se dirigieron al domicilio del fraccionamiento San Isidro, donde la dueña de la casa recibió la mochila y verificó que todo el dinero, que eran alrededor de 270 dólares, así como joyería de oro y de fantasía, se encontraba completo, manifestándose agradecida, ya que anteriormente ya había sido víctima de una extorsión.