Todos somos autodefensas, todos nos defendemos, ponemos rejas enlas ventanas de nuestra casa, porque no confiamos, porque tenemosmiedo, no creemos en las autoridades y no haypeor gobierno que no tenga autoridad, que haga justicia, aseguróJosé Manuel Mireles Valverde, en la presentación de su libro enla Fil.
Ante un gran auditorio, el dr. Mireles contó cómo y por quédurante los 3 años que estuvo preso se puso a escribir, no suhistoria como líder de las autodefensas de Michoacán, sino“la historia de un pueblo sufrido(Tepalcatepec) de un pueblo que fue sacrificado más de 12 añosdonde los grande productores de Tierra Caliente fueronejecutados, descuartizados, extorsionados, susmujeres violadas, sus hijas”
Tan sólo dijo durante el año 2012 contabilizó 365niñas entre 10 y 12 años embarazadas por esos“perros, inhumanos” dijo referente al cártel LosCaballeros Templarios. Por eso escribió el libro, para que lasnuevas generaciones conozcan la verdad.
Yo gritaba y pataleaba pidiendo ayuda; pero,el temor era tan grande que nadie nos ayudaba, yo ví cuando loscriminales le arrancaban de las manos de sus padres, de sushermanos, a las niñas y las aventaban como animalitos a lascamionetas a las partes de atrás
Dijo todos enTepalcatepec tenían miedo, pues 12 mil habitantes habían sidoasesinados; pero, al recordar a sus abuelos “milicianos” que sedefendieron contra las gavillas de federales y cristeros, tomaronel ejemplo de tomar las armas, “el día que Tepalcatepecenfrentó su miedo, encontró su grandeza” aseguró.
Reconoció que no fue el mejor camino levantarse en armas, puesmuchos seres queridos murieron también en la guerra; pero yaestaban cansados de enterrar despojos, “el valor y el miedo yaeran irrelevantes” recordó cuando 15 mil hombres lo seguíanporque a todos les habían asesinado a un familiar.
Por eso pidió ayuda, para unirnos, despertar conciencias,empezar desde la familia, los vecinos, amigos, compañeros detrabajo, no tomar las armas, pero sí exigir mejores gobiernos.
“Intentaron quebrarme los 3 años (enprisión) me doblegue; pero estaba yo sólo. Meponía a llorar en la noche tratando de buscar una rendija en laventana para ver al cielo y me desahogaba ; pero, nunca mevieron gritar, nunca me vieron llorar, en el día los enfrentabaaun estando encerrado, no me vencieron y aún no estoy vencido”aseguró el doctor Mireles.